HABLEMOS UN POCO SOBRE “EL TANGO”
El tango es un género musical
tradicional de Argentina y Uruguay, nacido de la fusión cultural entre
emigrantes europeos, descendientes de esclavos africanos y de los nativos de la
región del Río de la Plata. Musicalmente suele tener forma binaria (tema y
estribillo) o ternaria (dos partes a las que se agrega un trío). En esencia, es
una expresión artística de fusión, de naturaleza netamente urbana y raíz
suburbana («arrabalero»), que responde al proceso histórico concreto del
mestizaje biológico y cultural de la población rioplatense pre-inmigración y la
inmigración masiva, mayoritariamente europea, que reconstituyó completamente
las sociedades rioplatenses, a partir de las últimas décadas del siglo XIX.
Su interpretación puede llevarse
a cabo mediante una amplia variedad de formaciones instrumentales, siendo las
más características el cuarteto de guitarras, el dúo de guitarra y bandoneón,
el trío de bandoneón, el piano y contrabajo, así como la orquesta típica o el
sexteto.
Las letras de sus canciones están
compuestas basándose en un argot local llamado lunfardo que, suelen expresar
las tristezas, especialmente «en las cosas del amor», que sienten los hombres y
las mujeres de pueblo, circunstancia que lo emparenta en cierto modo con el
blues, sin que por ello obvie al
tratamiento de otras temáticas humoristas y políticas.
Enrique Santos Discépolo, uno de
sus máximos poetas, definió al tango como «un pensamiento triste que se baila».
En 2009 fue presentado por los
presidentes de la Argentina y Uruguay para ser incluido, y finalmente aprobado
en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI) de la Humanidad por la
Unesco.
Sobre la etimología de la palabra
Tango.- El término parece provenir del idioma ibibio (idioma de la familia
lingüística Níger-Congo), tamgú: ‘tambor’ y ‘bailar (al son del tambor)’. Se
desconoce a ciencia cierta si la palabra española tambor proviene de este
ibibio tamgú o del árabe hispánico tabal. En el siglo XIX, en la isla El Hierro
(de las islas Canarias) y en otros lugares de América, la palabra «tango»
significaba ‘reunión de negros para bailar al son del tambor’.
A finales del siglo XVIII (entre
1780 y 1791) el cabildo de la Buenos Aires emitió a saber al menos tres
informes al virrey, denunciando las prácticas musicales y religiosas de los
esclavos. Una de ellas se efectuó en 1789, Manuel Warnes (entonces funcionario
del cabildo de Buenos Aires), elevó una denuncia contra ciertas prácticas de
los esclavos africanos y sus descendientes (esclavos afroargentinos) residentes
en Buenos Aires diciendo lo siguiente: "No permitan semejantes bailes y
juntas las del tango, porque en ellas no se trata sino del robo y de la intranquilidad
para vivir los negros con libertad y sacudir el yugo de la esclavitud".
En los albores del siglo XIX, el
cabildo de Montevideo certificó la existencia de los Candombes, a los que llama
alternativamente Tangos o Tambos, prohibiéndoles llevar a cabo su actividad
escénica bajo el argumento de la lesión a la moral pública y castigando a sus
cultores. Una resolución del Cabildo de Montevideo de común acuerdo con el
gobernador Francisco Javier Elío del 26 de setiembre de 1807, cuyo título es
"Sobre Tambos bailes de negros" reza: "Que respecto á que los bailes
de negros son por todos motivos perjudiciales, de prohíban absolutamente dentro
y fuera de la Ciudad, y que se imponga al que contravenga el castigo de un mes
á las obras publicas". En el Índice General de Acuerdos, un libro
manuscrito de esa misma época, se utiliza la palabra Tangos por Tambos.
El historiador Ricardo Rodríguez
Molas investigó los lenguajes de los esclavos llevados a la Argentina. La
mayoría provenía de etnias de Congo, el golfo de Guinea y el sur de Sudán. Para ellos, tangó significaba ‘espacio cerrado’, ‘círculo’ y cualquier espacio
privado al que para entrar hay que pedir permiso. Los traficantes de esclavos
españoles llamaban «tangó» a los lugares donde encerraban a los esclavos, tanto
en África como en América. El sitio donde los vendían también recibía ese
nombre. Antes de 1900 a este género se lo llamaba «tango canyengue », palabra
de origen africano. Los negros porteños la pronunciaban caniengue y desde 1900
los blancos lo escribieron y pronunciaron canyengue (con la ye porteña).
El «caminar canyengue» es una
manera de caminar del compadrito, de cadenciosos movimientos de cadera. También
se lo llama «caminar arrabalero», siendo «arrabal», los suburbios o barrios
bajos de las antiguas ciudades de Buenos Aires y Montevideo (en esta ciudad era
característica la zona del Bajo con la calle Yerbal). Como lo representa Tita
Merello en la película Arrabalera (1945).
El Diccionario de la Lengua
Española de la RAE, en su edición de 1899, definía al tango como una ‘fiesta y
danza de negros o de gente del pueblo, en América’ y también, como segunda
acepción, ‘la música de esa danza’. Es interesante notar que el diccionario le
suponía al término un origen latino que hoy parece erróneo, es decir, a partir
de la 1ª pers. sing. de tangir (ego tango), evolución romance del verbo latino
tangere, i.e. tañer un instrumento. El error persistía en la edición de 1914.
Las siguientes ediciones eliminaron la aventurada etimología.
La edición de 1925 definía al
tango como antes, aunque ya sin la errónea etimología latina, y agregaba:
‘Danza de alta sociedad importada de América al principio de este siglo’. Esto
evidencia que el tango había pasado de ser de clase baja a la clase alta.
También se agregaron más acepciones: ‘Música de esta danza’ y ‘tambor de
Honduras’. En el creole que se habla en los «morenales» de la costa caribeña de
Honduras (de población mayoritariamente negra) se conservan muchas palabras
originales africanas. La edición de 2001, la vigésima segunda, definió el tango
como un ‘baile rioplatense, difundido internacionalmente, de pareja enlazada,
forma musical binaria y compás de dos por cuatro’. El término gotán significa
‘tango’ en vesre.
Es generalmente aceptado que la
utilización de esta palabra a principios del siglo XIX no certifica vinculación
alguna con el Tango que se surgió a fines de ese mismo siglo.
El término parece provenir del
idioma ibibio (idioma de la familia lingüística Níger-Congo), tamgú: ‘tambor’ y
‘bailar (al son del tambor)’. Se desconoce a ciencia cierta si la palabra
española tambor proviene de este ibibio tamgú o del árabe hispánico tabal. En
el siglo XIX, en la isla El Hierro (de las islas Canarias) y en otros lugares
de América, la palabra «tango» significaba ‘reunión de negros para bailar al son
del tambor’.
A finales del siglo XVIII (entre
1780 y 1791) el cabildo de la Buenos Aires emitió al menos tres informes al
virrey, denunciando las prácticas músicales y religiosas de los esclavos. Una de ellas se efectuó en 1789, Manuel Warnes (entonces funcionario del
cabildo de Buenos Aires), elevó una denuncia contra ciertas prácticas de los
esclavos africanos y sus descendientes (esclavos afroargentinos) residentes en
Buenos Aires diciendo lo siguiente: "No permitan semejantes bailes y juntas
las del tango, porque en ellas no se trata sino del robo y de la intranquilidad
para vivir los negros con libertad y sacudir el yugo de la esclavitud".
En los albores del siglo XIX, el
cabildo de Montevideo certificó la existencia de los Candombes, a los que llama
alternativamente Tangos o Tambos, prohibiéndoles llevar a cabo su actividad
escénica bajo el argumento de la lesión a la moral pública y castigando a sus
cultores. Una resolución del Cabildo de Montevideo de común acuerdo con el
gobernador Francisco Javier Elío del 26 de setiembre de 1807, cuyo título es
"Sobre Tambos bailes de negros" reza: "Que respecto á q. los
Bailes de negros son por todos motivos perjudiciales, de prohivan absolutam.
dentro y fuera de la Ciudad, y que se imponga al que contrabenga el castigo de
un mes álas obras publicas". En el Índice General de Acuerdos, un libro
manuscrito de esa misma época, se utiliza la palabra Tangos por Tambos.
Si bien el tango reconoce lejanos
antecedentes africanos, latinoamericanos y europeos, sus orígenes culturales se
han fusionado de tal modo que resulta casi imposible reconocerlos.
Se sabe que el argot del tango,
el lunfardo, está plagado de expresiones italianas y africanas; que su ritmo y
clima nostálgico tiene un cercano parentesco con la habanera cubana; y que
«tango, milonga, malambo y candombe», son parte de una misma familia musical de
raíces africanas y también de las costumbres provenientes de los gauchos que
migraron a la ciudad.
Sin embargo el tango no se
confunde ni deriva de ningún estilo musical en particular. Ernesto Sábato dijo
que por sobre todas las cosas el tango es un híbrido, una expresión original y
nueva que deriva de una movilización humana gigantesca y excepcional.
El tango apareció en el Río de la
Plata y sus zonas de influencia. En la presentación conjunta de Argentina y
Uruguay ante la UNESCO para el reconocimiento del Tango como patrimonio
inmaterial de la humanidad, reza: "El Tango nació entre las clases bajas
de ambas ciudades [Buenos Aires y Montevideo] como una expresión originada de
la fusión de elementos de las culturas afroargentinas y afrouruguayas,
auténticos criollos e inmigrantes europeos. Como resultado artístico y cultural
de este proceso de hibridación, el Tango es considerado hoy en día como uno de
los principales signos identitarios del Río de la Plata." Otras fuentes
afirman que surgió primero en Buenos Aires y en la zona del actual Gran Buenos
Aires, en la segunda mitad del siglo XIX, en el marco socio-cultural de las
grandes oleadas migratorias de los más variados orígenes internos y externos,
que recibió entonces esa región. Por su parte, el escritor argentino Jorge Luis
Borges dijo: "Buenos Aires, Montevideo y Rosario son los tres lugares que
se han disputado el nacimiento del tango", cosa que se asemeja bastante a
la realidad de la temática.
Otros puertos fluviales como en
Campana y Zárate también registran antiguos antecedentes tangueros. Se trató de
una música eminentemente popular, rechazada y prohibida por las clases altas y
la Iglesia Católica, por lo que se desarrolló en los barrios pobres de los
suburbios (los arrabales), los puertos, los prostíbulos, los bodegones y las
cárceles, donde confluían los inmigrantes y la población local, descendientes
en su mayoría de indígenas y esclavos africanos.
Allí se fueron fusionando
libremente las formas musicales más diversas (candombe, payada, milonga,
habanera, tango andaluz, polca, vals, etc.), provenientes de los orígenes más
diversos (africanos, gauchos, hispanos coloniales, indígenas, italianos,
judíos, alemanes, andaluces, cubanos, etc.), hasta formar el tango. Se estima
que la transición duró alrededor de cuarenta años para afianzarse como un
género plenamente constituido en la última década del siglo XIX.
En 1857, el músico español
Santiago Ramos compuso uno de los primeros temas de aire tanguero que se
conozca, Tomá mate, che, un tango con letra rioplatense pero con arreglos
musicales de estilo andaluz. El tema formaba parte de la obra El gaucho de
Buenos Aires, estrenada en el Teatro de la Victoria. En 1874 se ha
documentado el primer tango que alcanzó difusión popular masiva. Se trata de El
queco, también de estilo musical andaluz, con una letra sobre las «chinas» (las
mujeres argentinas de origen indígena o africano) que trabajaban de prostitutas
en los burdeles.
En 1876 se hizo muy popular un
tango-candombe llamado El mereguengué, que se convirtió en éxito en los
carnavales afroargentinos que se celebraron en febrero de ese año. Se
interpretaba con guitarra, violín y flauta, además de los tambores de candombe
afroargentino (llamador y repicador).
El bandoneón, que le dio forma
definitiva al tango, recién llegaría al Río de la Plata allá por el 1900, en
las valijas de inmigrantes alemanes. No existen partituras de esta etapa
originaria, porque los músicos de tango de entonces no sabían escribir la
música y probablemente interpretaban sobre la base de melodías existentes,
tanto de habaneras como de polcas. La primera partitura de la que existe
registro (pero sin autor) es La canguela (1889) y se encuentra en el Museo de
la Partitura de la Ciudad de Rosario. Por otro lado, del primer tango porteño,
que se tiene registro (con autor registrado) es El entrerriano ―estrenado en
1896 e impreso en 1898― del afroargentino Rosendo Mendizábal
Los títulos procaces pueden ser
consultados en un anexo especial. Varios años después, a partir de los años
treinta, los gobiernos militares y autoritarios, prohibieron las letras y
títulos, por lo que la mayoría de ellos desaparecieron, mientras que otros
fueron rescritos, como el famoso Concha sucia, que fue rescrito por Francisco
Canaro como Cara sucia.
CARLOS GARDEL.- El cantautor símbolo mundial del tango.
Poco antes de que comenzara la
Primera Guerra Mundial en 1914 el emperador de Alemania, Guillermo II prohibió
que los oficiales prusianos bailaran el tango si vestían uniforme. El órgano
oficial del Vaticano, L’Osservatore Romano, apoyó abiertamente la decisión en
los siguientes términos:
El káiser ha hecho lo que ha
podido para impedir que los gentilhombres se identifiquen con la baja
sensualidad de los negros y de los mestizos. ¡Y algunos van por ahí diciendo
que el tango es como cualquier otro baile cuando no se lo baila
licenciosamente! La danza tango es, cuanto menos, una de aquellas de las cuales
no se puede de ninguna manera conservar ni siquiera con alguna probabilidad la
decencia. Porque, si en todos los otros bailes está en peligro próximo la moral
de los bailarines, en el tango la decencia se encuentra en pleno naufragio, y
por este motivo el emperador Guillermo lo ha prohibido a los oficiales cuando
estos vistan uniforme.
En aquellos años, en los que los
hijos de familias ricas llevan a París el tango que habían aprendido en su
frecuentación de los lupanares, comienza una nueva era para el género, con el
aporte de músicos mejor preparados y la incorporación de letras evocativas del
paisaje del suburbio, de la infancia y de amores contrariados.
La canción de tango comenzó a
interpretarse desde 1850, pero no era tal porque el estilo vocal estaba ligado
a la habanera y tangos españoles, sin una personalidad tanguera definida. Los
cantantes de entonces no eran profesionales ni tampoco se conocía la voz del
tango. El tango se cantaba como tango milongueado y los versos eran picarescos,
lo que escandalizaba a la alta sociedad porteña. Los cantantes de que se habían
destacado en la primera década de 1900 fueron Lola Membrives, Linda Thelma y
Ángel Villoldo, entre otros. Los primeros éxitos de aquel tango fueron Hotel
Victoria, El porteñito y el gran suceso La morocha de 1908. En Buenos Aires
había gran cantidad de cantores que interpretaban estilos nacionales, zambas y
chacareras.
Carlos Gardel, quien se inició
como payador alrededor de 1910, es el más recordado cantante de tango de los
años veinte y treinta. Muchos de los temas que interpretaba los compuso él
mismo y encargó sus letras a su inseparable compañero, el poeta Alfredo Le
Pera. Gardel, que comenzó su carrera en comités políticos de los suburbios
fabriles de Buenos Aires, cantó en París y en Nueva York, filmó varias
películas en EE. UU. Se convirtió en un mito para los rioplatenses cuando murió
en un accidente de aviación en Medellín (Colombia). Algunos de los tangos
famosos de esta primera época son La cumparsita, El choclo, Caminito, El día
que me quieras, Por una cabeza, etc.
EDAD DE ORO
Músicos como Juan Carlos Cobián,
Pascual Contursi, Juan D´Arienzo, Julio De Caro, Osvaldo Fresedo, cantantes
como Sofía Bozán, Ignacio Corsini, Enrique Maciel, Agustín Magaldi, Rosa
Quiroga, integraron lo que se conoció como la «nueva guardia» del tango en
aquella época. Entre ellos, muchos fueron los descendientes de inmigrantes
italianos, como Osvaldo Pugliese (apodado «el Santo del Tango»).
La del cuarenta fue una década
dorada para el género, que se interpretaba ya en locales nocturnos de lujo,
cuyos ambientes alimentaron a su vez a los letristas, que en sus versos
contraponían el lujurioso cabaret y los desbordes de la vida nocturna a la
infancia en el arrabal, paisaje éste que adquirió entonces ribetes míticos de
paraíso perdido.
Grandes orquestas, como las de
Juan D’Arienzo (1900-1976), Carlos Di Sarli (1903-1960), Osvaldo Pugliese
(1905-1995), Aníbal Troilo (1914-1975), Horacio Salgán (1916-), Ángel
d’Agostino o Miguel Caló actuaban a la vez en los cabarés del centro y en salones
barriales, y, con ellos, creció enormemente la industria discográfica en la
Argentina. Letristas de gran vuelo ―Enrique Cadícamo, Cátulo Castillo, Enrique
Santos Discépolo, Homero Manzi― dieron al tango composiciones inolvidables,
signadas por la amarga crítica de costumbres (Discépolo), el matiz elegíaco y
las metáforas inspiradas en grandes poetas (Manzi, Castillo), la recurrente
pintura de ambientes sofisticados con resonancias del poeta modernista Rubén
Darío (Cadícamo). Otros notables cantantes de la época fueron el Polaco
Goyeneche, Edmundo Rivero, Ángel Vargas, Francisco Fiorentino, Héctor Mauré y
Alberto Podestá. Por su parte, Homero Expósito y José María Contursi también
escribieron las letras de algunos tangos.
AÑOS SESENTA Y SETENTA
El dúo Ástor Piazzolla-Horacio
Ferrer, decisivos en la renovación del tango en los años sesenta. Desde fines
de los años cincuenta comenzarían a surgir corrientes tangueras renovadoras.
Los primeros fueron músicos como Mariano Mores y Aníbal Troilo que empezaron a
experimentar con nuevas sonoridades y temáticas. Pero el renovador indiscutido
fue el marplatense Ástor Piazzolla. Ástor Piazzolla alternaba entre las tardes
de música clásica en el Teatro Colón y su pasión por Ígor Stravinski y Béla
Bartók, con las noches de tango, y su desempeño como bandoneonista y arreglador
musical de la orquesta de Aníbal Troilo (1914-1975). Fusionando creativamente
las influencias más diversas, Piazzolla introdujo en el tango armonías
disonantes y bases rítmicas intensas y nerviosas que produjeron una
transformación radical del género.
La música de Piazzolla produjo
una apasionada controversia entre tradicionalistas y renovadores, sobre si
«eso» era o no tango. El punto culminante de esa controversia fue el Festival
de la Canción de Buenos Aires realizada en el Luna Park en 1969, en el que
Ástor Piazzolla y el uruguayo Horacio Ferrer presentaron un valsecito tanguero,
Balada para un loco, interpretado por Amelita Baltar en la sección
correspondiente al tango. La canción produjo un escándalo descomunal que llevó
a los organizadores a cambiar las reglas para evitar que Balada para un loco
ganara el festival. Pese a ello, el nuevo tango-canción, ganó la adhesión
popular, especialmente entre los jóvenes y se volvió un éxito de ventas como
hacía años que el tango no tenía.
El dúo Piazzola y Ferrer
realizaron otras obras de amplia difusión popular como el tango Chiquilín de
Bachín (1968) o la «ópera-tango» María de Buenos Aires (1967), que incluye la
bella Fuga y misterio. Piazzolla aportaría composiciones fundamentales como sus
Cuatro estaciones porteñas (Verano porteño, Otoño porteño, Invierno porteño y
Primavera porteña), la serie del ángel (entre ellas Milonga del ángel y La
muerte del ángel), Libertango, Decarísimo y por sobre todas Adiós Nonino, a la
muerte de su padre.
Piazzolla también aportó
decisivamente a la renovación instrumental del tango con su octeto, que incluía
instrumentos hasta entonces absolutamente ajenos al tango, como los eléctricos
(guitarra, bajo, teclados, sintetizador), la batería y el saxo. También con él
ingresaron al tango instrumentistas de excepción como el violinista Antonio
Agri y el guitarrista Cacho Tirao, y un cantante como José Ángel Trelles
quienes sumarían sus talentos a experimentados del género como Enrique Kicho
Díaz, Osvaldo Manzi o Jaime Gosis entre otros. Piazzolla también realizó una audaz
fusión tango-jazz con el saxofonista estadounidense Gerry Mulligan en 1974
(registrado en el álbum Reunión cumbre) e influyó considerablemente en el
subgénero conocido como rock nacional argentino, desarrollado a partir de la
segunda mitad de los años sesenta.
En esas dos décadas de renovación
surgieron también otros autores e intérpretes de gran importancia como Eladia
Blázquez (Con el corazón al sur, Si Buenos Aires no fuera así, Sueño de
barrilete, etc.), Chico Novarro (Cordón, El balance, Cantata a Buenos Aires),
Cacho Castaña (Café La Humedad), el Sexteto Tango, el octeto coral Buenos Aires
8, con un álbum excepcional en 1970, Buenos Aires Hora 0, las nuevas
sonoridades introducidas por Osvaldo Berlingieri (1928) desde el piano43 y su
asociación con Ernesto Baffa (Baffa-Berlingeri), la voz juvenil y romántica de
Susana Rinaldi, la madurez compositiva de Leopoldo Federico (El último café,
Qué falta que me hacés), el revolucionario álbum Concepto (1972) de Atilio
Stampone, Rodolfo Mederos a quien se consideraba como «la cabeza visible de una
nueva música porteña en los años setenta», etc. También debe mencionarse aquí
al último Goyeneche de la «garganta de arena» según el cantautor Cacho Castaña
que desarrolló el arte de «decir» el tango, cuando paradójicamente alcanzó el
pico más alto de la devoción popular.
En estas dos décadas el tango
sufrió también la confrontación generacional y contracultural que llevaron
adelante los movimientos juveniles en todo el mundo, con expresiones como el verano
del amor de 1967 y el movimiento hippie en EE. UU., el Mayo francés de 1968,
que tuvieron en la música rock y en la revolución sexual, dos de sus códigos de
referencia común. En la Argentina, esto se manifestó como una confrontación de
contenido generacional entre tango y rock: el tango era la música de «los
viejos»; el rock era la música de los jóvenes. Sin embargo, era justamente este
declive del Tango como género musical y bailable que causaba un elevado interés
por parte de muchos intelectuales argentinos. A partir de la escritura de
varias interpretaciones historiográficas del tango una gran parte del campo
intelectual ejercía una crítica social y política del país. La fuerte tendencia
de peronización del campo intelectual se podía ver materializada en el nuevo
interés que despertaba la historiografía del tango.
AÑOS OCHENTA EN ADELANTE
En 1983 se estrenó en París el
espectáculo Tango argentino, creado y dirigido por Claudio Segovia y Héctor
Orezzoli, coreografiado por Juan Carlos Copes, con la participación de
bailarines como el propio Copes, María Nieves, Gloria y Rodolfo Dinzel, Pablo
Verón, Miguel Zotto y Milena Plebs, y Virulazo y Elvira. La obra fue presentada
en 1985 en Broadway (Nueva York), obteniendo un resonante éxito que marcó el renacimiento
mundial del tango.
Desde hace pocos años (comenzando
precisamente a partir de determinados períodos de la obra de Piazzolla) se
observa que el fenómeno de aculturación mundial que deriva en fusiones
musicales entre lenguajes, si bien de origen geográfico cierto, considerados
como universalmente difundidos (jazz, rock, heavy metal, música electrónica) y
músicas étnicas o locales, también ha llegado al tango. Se trata de fusiones
del tango con el jazz, el rock, el heavy metal y la electrónica, siendo esta
última la más difundida, con ejemplos tales como Bajofondo Tango Club,
Idealtango, Narcotango, Gotan Project y Tanghetto. Entre aquellos que fusionan
con el jazz, se puede encontrar al saxofonista y compositor Jorge Retamoza, al
pianista Adrián Iaies, el contrabajista Pablo Aslan o al saxofonista Miguel de
Caro, entre otros. Existen fusiones vinculadas con el metal en bandas como
Arraigo, quienes incorporan instrumentos y melodías de tango, entre otras
expresiones del folclore río platense.
Además, existen diversas
orquestas en su mayoría conformadas por jóvenes músicos que pretenden rescatar
y reinterpretar con nuevos códigos el tango, entre ellas se destaca… Puñaladas,
Las Bordonas, Altertango, Alfredo Piro, y Astillero. A partir de los años
noventa, varios músicos provenientes del rock nacional, como Daniel Melingo y
Rodolfo Gorosito (Trío Gorosito-Cataldi-De la Vega) se volcaron al tango.
Como así también muchos jóvenes
músicos formados dentro del tango comienzan a aportar nuevo repertorio y nuevos
caminos a esta música. Entre ellos destacan: Nicolás Ledesma, Pablo Mainetti,
Marcelo Mercadante, Ramiro Gallo, Sonia Possetti y Diego Schissi, el trío Tres
X Tango, etc.
Cabe señalar que a partir del año
1999, el tango canción, comienza sistemáticamente a acercarse a la niñez. El 11
de diciembre, en el marco del Festival Buenos Aires Tango, en el Patio del
Aljibe del Centro Cultural Recoleta, hizo su presentación la cantante y
compositora de tango para chicos, Graciela Pesce que, según el historiador y
académico Roberto Selles, inauguró un «estilo inédito en el género». Diez años
después, "la maestra jardinera del Tango" (El Chamuyo Nro 82)
recibiría el Premio Gobbi de Oro otorgado por la Academia Nacional del Tango de
la República Argentina y presidiría junto a Olga Besio en el Festival y Mundial
de Tango 2010, la primera mesa denominada «Los Chicos y el Tango», todo lo cual
sienta un verdadero precedente de la inclusión del Tango en el mundo de la
niñez.
LA GUARDIA JOVEN
En los años noventa y hasta la
actualidad, comienza el movimiento denominado "La Guardia Joven".
Esta generación joven es la encargada de hacer una síntesis de épocas. Sus
repertorios incluyen tanto composiciones propias como obras de La Guardia Vieja
(finales del siglo XIX hasta 1924 aprox.), La Guardia Nueva o
"Decareana" (desde 1924 aprox. hasta la década de 1940), La edad de
Oro (a comienzo de los años 40 y hasta finales de los 50) y La edad
Contemporánea (con su superlativo exponente Astor Piazzolla). Se caracteriza
por dejar de lado viejas rivalidades del tango (antinomias entre orquestas,
cuestionamientos a la obra de Piazzolla, etc.) y a partir de dicha integración,
colaborar a un nuevo renacer del tango. El maestro Rubén Juárez participa con
muchos de ellos de las hoy ya históricas "Recaladas", funcionando
como eslabón de generaciones. Algunos de los más destacados exponentes son:
Ariel Ardit, Lidia Borda, Diego Schissi, Cristian Zárate, Horacio Romo, Pablo
Agri, Hernán Genovese, Viviana Scarlassa, Noelia Moncada, Pablo Mainetti,
Orquesta Típica Fernández Fierro, Orquesta El Arranque, La Chicana, Lautaro y
Emiliano Greco, Esteban Riera, Hernán "Cucuza" Castiello, Chino
Laborde, Rascasuelos, Tangocontempo, Sexteto Milonguero,Sonia y Hernán Posetti,
Amores Tangos,Conciertos Atorrantes,China Cruel entre otros. Esta generación
retoma la cultura de la "Recalada Tanguera", siendo El Bar de
Roberto, Bar El Faro y Sanata Bar algunos de sus principales puntos de
encuentro.
El tango es un arte de raíz
suburbana, «arrabalero», derivado de su naturaleza popular. Cabe destacar el
diferente origen de suburbio y arrabal, ahora considerados sinónimos. Arrabal
es una palabra de origen árabe, que significaba ‘fuera de los muros’ en el caso
de la ciudad amurallada de Montevideo. Surge y se desarrolla en los barrios de
trabajadores que rodean a las ciudades rioplatenses: el «arrabal». Para el
tango el arrabal es la musa inspiradora, el lugar de pertenencia que no se debe
abandonar, ni traicionar, ni olvidar. Por sobre todas las cosas, el tanguero es
un hombre (y una mujer) «de barrio». En el lenguaje del tango, el arrabal y el
centro componen dos polos opuestos: el arrabal, muchas veces unido
indisolublemente a los amigos y a «la vieja», expresa lo verdadero y lo
auténtico, en tanto que el centro suele expresar lo pasajero, «las luces» que
encandilan, el fracaso.
El sentimiento de pertenencia al
arrabal ha llevado al tango a construir culturas de barrio, a darles
personalidad. Sobre todo en Buenos Aires y Montevideo, el tango está
indisolublemente ligado a la identidad de los barrios. La ciudad del tango es
una ciudad vivida desde el arrabal.
Las temáticas del tango tocan la
parte cotidiana del hombre simple, de barrio, quien a su vez se inspira en el
desengaño, el deseo sexual, la tristeza, el quehacer cotidiano el tiempo. EL
tango es ejecutado en 4 tiempos a pesar de ser llamado “El dos por cuatro” tiene
una composición binaria de tema y estribillo. El tango tiene una característica
única, por lo general, están excluidos los instrumentos de viento, metal y percusión;
para quitarle las estridencias propias de estos instrumentos y así construir
una sonoridad cálida, intima, capaz de transmitir la sensualidad que definió al
genero desde sus comienzos. Lo clásico es que el tango se interprete mediante
una orquesta típica o sexteto, siendo el bandoneón el alma del género. Tanto
así que se dice en el hablar musical que el Bandoneón y el tango son la misma
cosa, es decir que existe una comunión entre ambos, uno no es nada sin el otro
por así decirlo. Hay que tener en cuenta que el bandoneón remplazo a la flauta,
siendo este un instrumento de origen alemán y quien le da esa especial
sonoridad a este genero. Es por tanto el bandoneón quien le da esa base rítmica
y armónica al tango. Para fortalecer todo ello se incluye al piano quien
sustituye a la guitarra, para esto se desarrolla una técnica especial tanguera,
la cual se basa en la percusión rítmica. Es así como la base instrumental del
Tango queda conformada como cuarteto de bandoneón, piano, violín y contrabajo, aunque
también se puede incluir la guitarra, pasando a ser un quinteto.
Posteriormente haremos un analices sobre la letra y música de algunos temas clásicos del tango. Hablar de los géneros musicales es todo un mundo, no quiero cansarlos con tanta información pero cuando a uno le apasiona algo, a veces no mide en la extensión de las explicaciones....Gracias por su atención.
Posteriormente haremos un analices sobre la letra y música de algunos temas clásicos del tango. Hablar de los géneros musicales es todo un mundo, no quiero cansarlos con tanta información pero cuando a uno le apasiona algo, a veces no mide en la extensión de las explicaciones....Gracias por su atención.
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